Sociedad Indagadora, ¿Apremiada o Esclavizada?




El hombre no está hecho para quedarse de brazos cruzados mientras su entorno le ofrece las ventajas necesarias para progresar como especie.

Aristóteles sostiene que: “El hombre es un animal racional y político”. El ser humano por naturaleza es rebelde y racional, es la máquina perfecta para la investigación. En el pasado era habitual que la clase alta, fuertemente marcada y separada del resto, prefiriera que el pueblo permaneciera ignorante, así se disminuía el riesgo de una revolución. Esto se puede observar en la obra “El Perfume” de Patrick Süskind, que se desarrolla en Francia en el siglo XVIII, todo esfuerzo fue en vano contra una revolución inminente. Los monarcas y nobles que se atrevieron a resistirse al conocimiento fueron amenazados de muerte por el pueblo. La exploración desde el origen de las sociedades, ha sido el aniquilador de la ignorancia.

El hombre siempre desconoce algo, no es posible saberlo todo. Pero la pregunta es: ¿Deberíamos saberlo todo? Se dice que “la ignorancia es felicidad” en ocasiones, tristemente asentimos con la cabeza al escuchar esa premisa. El pueblo vive tranquilo sin conocer muchas verdades. ¿Es acaso deber del Estado revelarnos información importante?

Actualmente la noticia que sacudió al mundo, es el caso de Edward Snowden. Por medio de él se conoce que el gobierno de los Estados Unidos invade la privacidad mundial. “Snowden desató un juego del gato y el ratón desde que reveló que el gobierno estadounidense tiene acceso a millones de registros telefónicos y a los servidores de las principales compañías de Internet.” Noticias como esta sacuden al mundo y exigen respuestas.

Nuestros tiempos impulsan al hombre a ser indagador, a no estancarse en dogmatismos, a siempre ir más allá en la búsqueda de conocimiento. Nosotros lo vivimos a través del programa del Bachillerato Internacional que es una de las oportunidades que brindan a nivel mundial muchos colegios. Esperemos que en un futuro no tan distante se siga reconociendo y apoyando a las mentes que buscan y degustan del placer del conocimiento.



Raúl Soria Delgado
II de bachillerato B