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Uno de los conflictos sociales, psicológicos y económicos actualmente en nuestra sociedad es la extensa cantidad de armas publicitarias. Pero, ¿ por qué armas? Lo he descrito con esta palabra por el simple hecho de que nosotros los jóvenes y niños en proceso de crecimiento, somos los más afectados por la técnica comercial llamada publicidad. A medida que el proceso de nuestra vida continúa, nuestro comportamiento e ideas pueden variar debido a las propagandas que nos sirven de modelo día a día.
La publicidad es la difusión y promoción masiva de productos y servicios, carente de contenido propio, ya que se limita a servir de vehículo.
En estos tiempos, la publicidad desarrolla un importante papel de persuasión a través de la transmisión de mensajes que influyen sobre la audiencia, destruyendo valores e implantando nuevas formas de comportamiento, especialmente en grupos vulnerables como niños y jóvenes. La majestuosidad de las propagandas mediante el bombardeo de imágenes, colores y diálogos, actúa sobre la parte psicológica y emocional de los individuos expuestos, afectando evidentemente sus actitudes sociales.
En la actualidad, hay diferentes tipos de propagandas los cuales invitan a los adolescentes al mundo del ALCOHOL, SEXO, DROGAS, EMBARAZOS NO DESEADOS, COMPRADORES IMPULSIVOS, entre otros. Por lo tanto, constituye una herramienta de ‘‘doble filo’’ ya que si bien es cierto, el objetivo es comunicarnos o transmitirnos un mensaje, también existe el riesgo de la “manipulación”.
Los jóvenes en formación, somos los más presionados por querer ser parte del ‘‘grupo.” Un ejemplo, el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco en menores de edad, y su resultado en ellos que se dejan llevar para ‘‘caer bien’’. La propaganda injiere logrando atraer el consumismo, llevando al adolescente a adquirir vicios nefastos.
Sin nosotros darnos cuenta, la publicidad está hecha con el propósito de poder controlar y cambiar opiniones, ideas, valores y actitudes de la persona, pero es ahí donde interviene nuestra madurez emocional para poder elegir lo correcto de modo que seamos capaces de recibir los mensajes, retener de ellos lo necesario y rechazar lo que no nos conviene.
Keisha
Bunces
4to
‘‘B’’