Despertar al alba,
con el sol resplandeciente y
el clima templado,
esos son los días que faltan
ahora.
Esos días en los que pasaba
en el regazo de mi padre junto a la chimenea,
escuchando las anécdotas de
su tiempo en la guerra.
Pero ahora, el sol apenas sale,
y lo único que obtengo de él
es una cara hinchada,
una espalda ardiente cual
fuego
y lágrimas sin cesar por reclamos de mi cuerpo.
Solo anhelo recordar la
última sonrisa que me regaló,
solo pensar que mis manos ya no sienten el
calor fraternal,
que mi corazón ya se
encuentra en el olvido y sobre todo,
mi alma falleció hace un largo tiempo.
Sé que estos días de
sufrimiento acabarán pronto,
él me lo ha dicho y lo creo.
Padre, si lees esto quiero
que sepas que te perdono
y que estabas en lo cierto,
"la guerra solo acaba
cuando el soldado muere".
Ivanna Yunes
6to Sociales