El odio, ¿puede llegar al punto de ser un sentimiento racional?

 
 Posiblemente al leer este título, tendremos muchos cuestionamientos acerca de la racionalidad que a veces se puede tener al sentir odio por algo o alguien; siendo un sentimiento negativo que demuestra antipatía, rencor, recelo, coraje, disgusto, entre otros. Veremos dos caras de este tema, en el que analizaré y trataré de llegar a una conclusión evidente. Me ubicaré, durante la revolución rusa, en la que el pueblo estaba sometido a un gobierno político autócrata; en este caso, ¿no es racional que el pueblo haya odiado a su gobernante, en ese tiempo llamado “zar”, quien mantuvo sometido a sus ciudadanos? 

Analizando este hecho, ciertamente es racional que este odio haya aparecido, incluso de modo natural, debido a las caóticas situaciones por las que se veían afectados los habitantes de esa época. Por otro lado, en el momento en que razonamos esta situación, aparecen también de forma natural los valores con los que nos formamos, esa moral a la que nos sujetamos, durante todos los tiempos, donde estamos conscientes de que este odio obtenido no nos lleva a ninguna situación positiva sino que provoca más discusiones y conflictos en la sociedad y los diferentes ámbitos que la rodea. 

En conclusión, estos dos análisis planteados son literalmente racionales, pero al cuestionar si el odio es algo racional o no, nuestra propia realidad nos hace tomar en cuenta de que la moral que nos define como sociedad pesa más, llevándonos a ver las situaciones desde otro punto de vista en el que damos por hecho que nuestros principios y valores tienen mayor importancia; no cuestionando el conflicto sino buscando soluciones. 

ADRIANA ARROBA - 5º Fima